Entre los analistas militares siempre ha existido el deseo de derivar lecciones de los recientes conflictos militares, pero con frecuencia nuestras percepciones de tales lecciones aparecen nubladas, imprecisas, debido a tendencias o prejuicios nacionales, rivalidades entre los servicios militares, informaciones incompletas, así como debido a diferentes necesidades, deseos y opiniones. Por ejemplo, la batalla aérea del Valle de Bekaa en Líbano, que tuvo lugar en junio de 1982, se considera corrientemente como uno de los acontecimientos mas significativos de entre los modernos conflictos armados. La Fuerza aerea Israeli logró una extraordinaria victoria militar, y de ella se desprenden ciertamente algunas lecciones que debemos aprender.Es lamentable que la mayor parte de los artículos escritos sobre esta batalla sufren de distorciones ocasionadas por los factores antes mencionados. El problema consiste en determinar cuáles son aquellas lecciones que son aplicables a los servicios militares de EE.UU., y cuáles simplemente desvían la atención de lo que es realmente significativo. Muchos de las lecciones derivadas de este conflicto en el Valle de Bekaa resultaron de corta duración en lo que respecta a su utilidad, y otras, aun cuando hayan sido de gran interés para los historiadores militares, realmente no son aplicables a la situación militar de Estados Unidos.
Por supuesto que es esencial lugar resumir los eventos ocurridos antes y durante la batalla, así como también los factores que contribuyeron a la victoria de Israel. Las circunstancias que determinaron los resultados de la Batalla del Valle de Bekaa fácilmente pueden descubrirse si nos remontamos al año 1967, cuando los israelíes lanzaron el devastador ataque aéreo por sorpresa contra los aeropuertos egipcios para iniciar la Guerra de Seis Días.Los estados árabes, especialmente Egipto, respondieron estableciendo un sistema de defensa con misiles de superficie al aire (SAM) para hacer frente a cualquier incursión de Israel en el futuro dentro de sus espacios aéreos.Durante la Guerra de Atrición de 1967 a 1970, la FAI admitió la pérdida de por lo menos de 22 aviones al confrontar las nuevas defensas de misiles de los árabes, aun cuando Egipto solamente declaró que había ocasionado 21 de estas pérdidas en julio de 1970.Aun así, no fue sino hasta que estalló la Guerra de Octubre de 1973, de tres semanas, que el combate con misiles SAM vino a reafirmarse en la región del Mediano Oriente. Los misiles egipcios SAM (SA-2, SA-3 y SA-6) junto con los cañones antiaéreos ZSU-23-4 de 23 milímetros destruyeron unos 40 aviones israelíes en las primeras 48 horas de la guerra, o sea el 14% de la fuerza de la línea del frente de la FAI. En comparación, sólo cinco aviones israelíes fueron destruidos en los combates de aire-aire durante todo el conflicto.Agregado al alto número de aviones perdidos debido a las defensas aéreas con base en tierra en Vietnam, los resultados de la Guerra de Octubre incitaron a algunos analistas a preguntarse si es que la aviación táctica ha llegado a sobrevivir más allá de su utilidad en los modernos campos de batalla.Al evocar la acción, parece obvio que los israelíes no estaban preparados para contrarrestar la "sombrilla de misiles" que Egipto había establecido antes y durante la guerra de 1973. Por el contrario, sus doctrinas reflejaron las experiencias de la Guerra de Seis Días, en la que los misiles SAM no constituían un factor decisivo. Pero después de sufrir graves pérdidas en la Guerra de Octubre, los israelíes realizaron un reajuste mediante una doctrina coherente de supresión de misiles SAM.En el caso de romperse de nuevo las hostilidades, la Heyl Ha'Avir (FAI) estaría ahora preparada para llevar a cabo la supresión de los misiles SAM y podría adaptarse como fuera necesario para hacer frente a nuevas contingencias.Durante la primavera de 1981, los israelíes estuvieron muy cerca de poner a prueba su nueva doctrina y capacidad. El 28 de abril de ese año, la Heyl Ha'Avir (FAI) derribó dos helicópteros de Siria mientras proporcionaban protección aérea a las milicias cristianas en Zahle, Líbano. Al siguiente día, Damasco reaccionó desplazando tres baterías de misiles SA-6 en el Valle de Bekaa en Líbano.
Los israelíes consideraron que estos nuevos emplazamientos de misiles SAM constituían una violación de un acuerdo tácito entre Siria e Israel respecto a la presencia de Siria en Líbano, y además una amenaza al reconocimiento aéreo de vital importancia. Aun cuando los israelíes amenazaron con eliminar por la fuerza las baterías de misiles, la crisis fue neutralizada por medios diplomáticos; sin embargo, los misiles y tropas de Siria permanecieron en Líbano.Durante el año siguiente, la FAI llevó a cabo un extenso reconocimiento aéreo del Valle de Bekaa y realizó en el desierto de Negev prácticas de entrenamiento contra emplazamientos simulados de misiles SAM idénticos a los que se encuentran en el Líbano.Mientras tanto, el Ministro de Defensa, Ariel Sharon y el Teniente General Rafael Eitan, Jefe de Estado Mayor de la Fuerzas de Defensa de Israel, formularon planes para una invasión destinada a proteger el norte de Israel contra las incursiones de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y contra los bombardeos originados en el sur de Líbano, que habían ocasionado 25 muertes y 250 heridos entre la población de Israel desde julio de 1981 hasta junio de 1982.El 3 de junio de 1982, los terroristas palestinos llevaron a cabo un atentado de asesinato contra el Embajador Israelí en Londres. Es así que después de tres años de cruentos bombardeos y contra bombardeos, las FDI lanzan la "Operación Paz para Galilea" que se había planeado hacía ya tiempo y que se había demorado con frecuencia y cuyo objetivo era destruir la infraestructura y las bases de la OLP en el sur de Líbano y eliminar la amenaza de su artillería para el norte de Israel.Aun cuando Israel proclamó sus deseos de evitar todo encuentro desagradable con las fuerzas sirias en Líbano, Damasco decidió reforzar su contingente en el Libano, desplazando al Valle del Bekaa 19 baterías de misiles SAM y aun cuando Siria intentó que esta acción constituyera solo un gesto disuasivo, Israel decidió que estas baterías debían ser destruidas, ya que para entonces ya se habían roto las hostilidades entre las fuerzas sirias y las fuerzas de Israel.Los informes de lo que sucedió a continuación varían en su estimación. Generalmente se acepta que durante el curso del primer ataque contra los emplazamientos en el Valle de Bekaa el 9 de junio de 1982, la Fuerza aerea de Israel destruyó 17 de las 19 baterías sirias de misiles SAM así como sus emplazamientos de radares, además de 29 cazabombarderos de la Fuerza Aérea Siria (FAS), sin sufrir pérdida alguna.
Al día siguiente, 10 de junio de 1982, la Heyl Ha'Avir destruyó las dos baterías restantes de misiles y el intento de presentar resistencia por parte de la Fuerza Aérea Siria acabó con la pérdida de otros 35 aviones más, y nuevamente sin haber derribado ni un solo avión israelí. Para finales de julio, Siria había perdido por lo menos 87 aviones, mientras que las pérdidas de Israel se redujeron a sólo unos pocos helicópteros, un avión Phantom RF-4E, y un Skyhawk A-4 derribado por un misil SA-7 de la OLP.Como es natural, las declaraciones hechas por los árabes diferían de los informes hechos por Israel y las agencias occidentales. La agencia de noticias Siria SANA afirmó que el 9 de junio habían sido derribado 19 aviones israelíes y 14 de Siria. Al día siguiente, los sirios sostenían que se habían destruido 6 aviones israelies y 7 aviones sirios, mientras que en ninguno de estos dos días se hizo mención de la destrucción sufrida por sus nidos de misiles SAM.Los soviéticos fueron aun más lejos al elogiar las virtudes combatidas de la Fuerza Aérea Siria: el diario militar soviético Red Star anunció triunfantemente que "67 aviones israens, que incluían cazas modernos F-15 y F-16 de construcción estadounidense, fueron derribados" en los combates aéreos. Obviamente sin presentar ninguna prueba, ni restos de los aviones israelíes derribados, ni imagenes de los derribos, y por supuesto, nada de mostrar pilotos muertos o derribados a pesar de que todos los combates se libraron sobre territorio libanés hostil en donde hubiera sido muy sencillo mostrar restos de los derribos si éstos realmente hubieran sucedido, pero la verdad es que la victoria israelí fue tan impresionante, tan espectacular y decisiva que los mismos sovieticos no llegaban a captar en su real dimensión.
Informes soviéticos adicionales incluyeron un relato incluído en el Red Star acerca de un encuentro con un aviador sirio que relató con vehemencia un encuentro en que el derribó un avión F-15 de Israel: "La victoria no fue fácil, pues el enemigo resultó ser bastante sutil."Tales aserciones tropezaron con gran escepticismo aun dentro de las filas soviéticas. Después de la debacle del Valle del Bekaa, por ejemplo, circuló una historia entre los militares soviéticos acerca de cómo la Fuerza Aérea Siria mantenía el control de salida de vuelos, pero ningún control de los regresos.Aun los mismos militares sirios admitían en privado su derrota. Después de este tiroteo de los "patos" en el Valle del Bekaa, el General Mustafa Tlas, el Ministro de Defensa, informó al Presidente Hafez Assad y a otros líderes del gobierno que "la Fuerza Aérea Siria había sido desventajaza, los misiles de tierra-aire, inútiles, y que sin contar con la protección aérea, el Ejército no podía continuar combatiendo."Aunque de cara a la opinión publica los soviéticos "celebraron" la gran victoria Siria, conocían bien el alcance del desastre sufrido por sus aliados, por lo que inmediatamente enviaron al primer comandante delegado de sus fuerzas de defensa aérea para evaluar los errores e implementar soluciones, las cuales consistieron en nuevos sistemas SAM que incluían misiles SA-8, SA-9 y SA-5 de largo alcance, cuya manipulación estaría a cargo de unos 1,000 a 1,500 "asesores" soviéticos.Estos resultados desproporcionados de la batalla se derivan de cierto número de factores. El más visible de éstos es que cualquier encuentro aéreo incluye la calidad y capacidades de los sistemas de armas empleadas, y especialmente los aviones mismos y los armamentos para los encuentros aire-aire. La Heyl Ha'Avir israelí poseía una decidida ventaja cualitativa en ambos factores. El principal caza sirio durante la Guerra era el MiG-21, relativamente anticuado, además del MiG-23 y el Su-20.Los israelíes, por otro lado, disponían en el aire de modelos de nueva generación McDonnell Douglas F-15 y General Dynamics F-16, así como el McDonnell Douglas F-4 que eran viejos pero todavía muy eficaces, y Kfirs de fabricación israelí.El F-15 y el F-16, diseñados específicamente para la superioridad en el aire poseían ambos una proporción de fuerza de propulsión a peso mayor que uno (esto es, la propulsión o empuje proporcionado por sus motores excedían su peso de despegue completamente cargado o equipado, lo que les permitía al avión acelerar aún bajo condiciones de maniobra o ascenso).
Además de tener mejor aceleración y mejores condiciones para maniobras a velocidades de combate, el F-15 y el F-16 poseían radares superiores y mejor visibilidad desde la cabina, lo que con frecuencia resultaron en una detección temprana del enemigo, una capacidad que resultó determinante debido a la alta seguridad que ofrecían los misiles fabricados en EE.UU, tipo Sparrow AIM-7F teleguiados por radar, y Sidewinder AIM-9L guiados por rayos infrarrojos, además de los cañones de 20 milímetros con sistema de puntería mediante computadora. El misil Sidewinder AIM-9L, al que se debieron la mayoría de los aviones derribados, fue especialmente efectivo debido a su "capacidad todo tiempo", o sea que podía ser lanzado hacia un avión enemigo desde cualquier ángulo e inclusive en posición de cabeza, eliminando así la necesidad de maniobrar detrás del enemigo para disparar. Los sirios no contaban con armamento comparable, y debían confiar en el misil "Atoll" AA-2 de la década de los años 60.
Los israelíes demostraron asimismo habilidades técnicas considerables en el mando, control y comunicaciones (C3). La batalla del Valle del Bekaa vino a ser el primer combate en el que se empleó el sistema AWACS aerotransportado (Sistema de Alerta y Control Aereo), específicamente el Hawkeye Grumman E-2C fabricado en EEUU. El sistema AWACS es una plataforma de radar en el aire instalado en los aviones que durante el vuelo se encargan de dirigir los cazas mediante vectores hacia los blancos y que manejan y dirigen todas las situaciones que se presentan durante una batalla aérea.
Dicho avión E-2C lleva a bordo un radar APS-125 montado en un "platillo" encima del fuselaje. y con el cual puede explorar 3 millones de millas cúbicas de espacio. Puede rastrear hasta 200 aviones simultáneamente y controlar hasta 130 encuentros por separado de aire-aire a una distancia de hasta 250 millas.
Además, este avión E-2C está equipado también con un sistema de detección pasiva ALR-59 que puede captar señales de radares a una distancia de 500 millas.Esta capacidad resultó determinante para que la Fuerza Aerea Israelí pudiera detectar los aviones sirios en el mismo momento en que despegaban de sus bases, permitiendo así determinar cuántos aviones enemigos estaban en vuelo y desde qué dirección se aproximaban.Los israelíes también utilizaron el caza F-15 en la retaguardia como un "mini-AWACS" para ayudar a dirigir los encuentros de aire-aire, logrando ellos mismos un porcentaje importante de los aviones sirios derribados.
Esta capacidad general del AWACS de Israel permitió a la FAI dirigir a sus cazas mediante el sistema de vectores hacia "el lado ciego" de los MiG sirios, que poseían sólo receptores de alerta de proa y popa para advertir al piloto de un ataque de misil. De este modo fue que los pilotos de la Fuerza Aérea Siria carecieron de la capacidad temprana de aviso frente a misiles de la Fuerza Aérea Israelí como el AIM-9L o el AIM-7F. teniendo este último la capacidad de poder ser disparado más allá del alcance visual.De modo que la aviación israelí pudo disparar sus armas a sus oponentes sirios con frecuencia -sin ser detectados desde su lanzamiento hasta su impacto- y negar así a los sirios toda oportunidad para evadir o devolver el fuego. Al mismo tiempo, la Fuerza Aérea Israelí se esforzó en obstaculizar el sistema C3 (comando, control y comunicaciones) de Siria mientras mejoraba su propio sistema C3, haciendo un uso especialmente efectivo de sus aviones Boeing 707 modificados. Estos aviones estaban equipados con aparatos de radio interferencia a distancia segura que tenían capacidad para la radio perturbación de varias frecuencias del enemigo, al mismo tiempo, con muy poca distorsión fuera de fase, reduciendo así la propia radio interferencia de frecuencias utilizadas por las Fuerzas de Defensa de Israel.La efectiva radio interferencia de los sistemas de radares y comunicaciones de Siria interrumpieron el contacto de los MiG de la FAS con el control de tierra, dejándolos así aislados y vulnerables a los ataques que llevaban a cabo los cazas F-15 y F-16 dirigidos por el sistema AWACS lo que provocó un verdadero caos dentro de las formaciones sirias.
Los israelíes tenían también el propósito de preservar la integridad de su propio sistema C3 contra las contramedidas electrónicas sirias (ECM). Los cazas israelíes estaban equipados con barquillas ECM, que incluían equipos de la serie Elta EL/L-8200 fabricados en el país, y que ofrecían protección contra las amenazas de radares con base en tierra o aerotransportados.
Para proteger sus comunicaciones digitales y vocales de las interferencias de Siria, las Fuerzas de defensa de Israel desplegaron un sistema de radio de muy alta frecuencia (VHF) que cambiaba las frecuencias de radio a lo largo de la banda de 30 a 88 megahertz (MHz). Antes que los sirios pudieran identificar y producir su interferencia en una frecuencia utilizada. la radio cambiaba entonces a una frecuencia diferente y continuaba haciendo lo mismo de acuerdo con una compleja fórmula matemática que daba la apariencia de cambios de interruptor al azar.Otra innovación tecnológica que contribuyó a la victoria de Israel fue el uso por primera vez en la historia belica devehículos piloteado por control remoto (UAV). La Fuerza Aerea Israelí utilizó estos aviones en los meses que precedieron a los combates para precisar la ubicación exacta de los radares sirios superficie-aire, lo que proporcionó una información vital a la hora de planificar las contramedidas a aplicarse.Cuando la batalla se inició en firme, estos UAV se utilizaron como "simuladores" para imitar electrónicamente las firmas de radar de los cazabombarderos isrelíes y así confundir a los sirios para que activaran sus radares de búsqueda y detección de blancos para los misiles SAM, delatando así sus posiciones en forma prematura y permitiendo que los misiles antiradar israelíes como el Standard, el HARM y el AGM-45 destruyeran las baterías sirias con casi impunidad.Una vez que se habían completado las operaciones de engaño que habían logrado destruír los radares de seguimiento del sistema de defensa aerea siria, se lanzaron oleadas de cazabombarderos Kfir armados con bombas o misiles guiados por láser hacia los emplazamientos de las baterías sirias de misiles SAM que ahora estaban ciegos e imposibilitados de responder al fuego de los aviones israelíes que lanzaban sus bombas sin exponerse mientras los equipos de designación láser montados sobre los mismos UAV los guiaban con precición a sus objetivos.
A pesar de sus ventajas tecnológicas, los israelíes asignaban una prioridad considerable al elemento humano, pues sostenían que el conocimiento de la alta tecnología es inútil sin la habilidad para emplearla con éxito. Según el General Eitan, "el entrenamiento es de mayor importancia y significación que los mismos medios de combate, los sistemas de armas y la tecnología" y precisamente fue esta teoría la que permitió a la Fuerza Aérea Israelí aprovecharse hasta el máximo de las capacidades de sus equipos durante la Batalla del Valle del Bekaa.Los pilotos y el personal de servicio terrestre estaban también entrenados a tal punto, que que el promedio de tiempo empleado en preparar los aviones para que regresaran al servicio (el tiempo empleado en reaprovisionar de combustible, cargar de nuevo y dar servicio de mantenimiento a los aviones antes de regresar a su próxima misión) fue reducido en algunos casos hasta menos de 10 minutos.Además, los pilotos de Israel habían estado expuestos por muchos años al entrenamiento más realístico, es decir, al combate. Además de realizar ataques simulados contra señuelos de nidos de misiles SAM en el desierto de Neguev, la Fuerza Aérea Israelí había combatido en tres guerras importantes contra sus oponentes árabes desde 1967 y tenían considerable experiencia de combate asimilada en incidentes de combate efectuados en período de entreguerras. La Fuerza Aérea Israelí también había estado volando virtualmente sin oposición por todo el territorio del Líbano y del Valle de Bekaa por muchos años, lo que les proporcionó un conocimiento y familiaridad con las áreas de blancos y con el desplazamiento de fuerzas enemigas hasta un punto sin precedente en las guerras modernas.Las ventajas cualitativas en cuanto a equipo y personal, aun cuando sean impresionantes, son solo relativas; por lo tanto, las deficiencias sirias -las cuales eran numerosas- eran de igual importancia para determinar los resultados de la batalla del Valle del Bekaa. En el combate aéreo, por ejemplo, los pilotos sirios mostraron una marcada inferioridad en comparación con los israelíes en lo que se refiere a táctica y entrenamiento. El hecho de que los sirios se atenían en gran parte al control terrestre no solo limitaba la iniciativa e independencia de los pilotos sino que también animaba a los israelíes a continuar interferiendo sus líneas de comunicación.Estas restricciones a las que se sometieron los pilotos sirios degradaron aún más sus capacidades tecnológicas que ya eran inferiores. Un oficial superior anónimo de la FAI concluyó que "ellos podrían volar los mejores cazas del mundo, pero si ellos los hubieran conducido y piloteado en la misma forma en que estaban volando, nosotros podíamos haberlos derribado exactamente en la misma forma que lo hicimos. Los defectos no eran del equipo sovietico, que era de hecho excelente, sino de sus tácticas."El General Eitan se hizo eco de esta actitud, y se quejaba de que aun cuando la Fuerza Aérea Israelí se había enfrentado con los MiG-25 durante la Guerra de Líbano, era difícil evaluar las verdaderas capacidades de este avión debido a que "los sirios no sabían como volarlos ni operarlos de forma de explotar sus ventajas. Si nosotros hubiéramos ocupado los asientos de las cabinas del MiG-25, nadie hubiera podido tocamos."Los operadores sirios de los misiles SAM atrajeron también el desastre sobre sí mismos. Sus equipos soviéticos generalmente se consideraba como de la mejor calidad: pero el manejo que los sirios hacían de ellos resultaba desastroso. Según hizo notar el Teniente General Leonard Perroots, Director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU., "los sirios utilizaban misiles móviles dentro de la configuración para misiles fijos: ellos colocaron los radares en el valle en vez de en las lomas o montes debido a que ellos no querían cavar hoyos para los retretes o letrinas (esto es en serio)."La práctica de los sirios de estacionar misiles móviles en un mismo lugar por varios meses permitió a los medios de reconocimientos de Israel determinar el sitio exacto de los misiles y sus radares, lo que proporcionó a la FAI una decidida ventaja táctica antes de la batalla.Aun así, los sirios podían haber evitado la completa destrucción de su complejo de misiles SAM si ellos hubieran camuflageado eficazmente su ubicación: En vez de esto, utilizaron humo para "esconderlos" lo que en realidad hizo que fuera mas fácil localizarlos desde el aire.Resulta irónico que los sirios, que han sido criticados por su estricta adherencia a la doctrina soviética, decidieron ignorar una doctrina que pone énfasis en la utilidad de la maniobra y del camuflaje. De acuerdo con un articulo publicado en 1981 en el Soviet Military Review, las posiciones alternas de disparo, las emboscadas de defensiva, la reubicación regular de misiles móviles SAM para confundir el servicio de inteligencia del enemigo, y el emplazamiento de señuelos de los SAM, en conjunto constituyen consideraciones fundamentales para el desplazamiento efectivo y sobrevivencia de las defensas aéreas con bases terrestres.Tres lecciones de especial importancia para los Estados Unidos se desprenden de la batalla del Valle de Bekaa. La primera lección se refiere a la importancia primordial de ganar la guerra en la cuarta dimensión (esto es, la guerra electrónica y el C3, Comando, Control y Comunicaciones). Generalmente se acepta hoy en día que para triunfar en las batallas de mar y tierra, la fuerza combativa debe controlar primero el espacio aéreo. Este concepto -revolucionario en su origen- se demostró numerosas veces durante la Segunda Guerra Mundial y en los conflictos subsiguientes. En la actualidad, para ganar una batalla aérea, se debe conquistar primero el espectro electromagnético. Lo que era antes "una diversión secundaria a las batallas reales que se desarrollaban con furor en tierra, en el mar o en el aire", constituyen ahora un prerequisito vital en las confrontaciones bélicas modernas.La batalla del Valle de Bekaa ha demostrado que una capacidad efectiva para la guerra electrónica ya no constituye un lujo sino una necesidad. Ciertamente, los sirios fueron superados en el campo de las ideas y en el aire sobre el Valle del Bekaa, pero debe señalarse también que ellos fueron sobrepasados asimismo en el campo electrónico. Para fuerzas más emparejadas, esta ventaja (o la falta de ellas) constituye una diferencia considerable y decisiva.La batalla aérea del Valle de Bekaa demostró también la necesidad de una doctrina y organización efectivas. Los israelíes habían sufrido en este aspecto entre 1967 y 1973, pero para 1982 ya se habían reorganizado para constituir una efectiva fuerza de combate que pudo llegar a dominar la batalla del Valle del Bekaa. La cooperación entre los servicios ha venido a ser la norma para las fuerzas de defensa de Israel; es más, la Fuerza Aérea Israelí y la Marina de Israel están incorporadas al estado mayor de las fuerzas terrestres a nivel nacional.Esta estructura de mando integral permite una estricta división de responsabilidades y ofrece a la Fuerza Aérea Israelí una misión fácilmente definida: control del aire tanto para apoyar las fuerzas terrestres como para proteger a Israel contra los ataques aéreos. De modo que la Fuerza Aérea Israelí ejerce el control de todos los medios aereos y desde 1971 ha tenido el control de todas las fuerzas de defensas aéreas también, e inclusive la artillería de defensa aérea.En resumen, la FAI tiene el control de todos los elementos empleados para obtener y mantener este control del aire y para proyectar su poder desde el aire. Tal vez este control total se deba a las funciones limitadas y específicamente definidas de los servicios militares separados de Israel, pero de todos modos los Estados Unidos podrían aprender algunas lecciones valiosas del ejemplo de Israel. Warren A. Trest ha observado que en las fuerzas armadas, el poder militar aéreo se ha dividido, tal vez irreversiblemente, en cuatro partes o secciones. Esta fragmentación ha originado la duplicación de todas las áreas de funciones y misiones, aun hasta llegar a extremos conceptuales llegando a extender las operaciones de alas rotatorias al campo de la interdicción. Cada servicio ha formulado su propia doctrina aérea, con frecuencia sin poner atención a la situación aérea en conjunto.Los israelíes se habían entrenado asimismo un año entero para una misión específica, combatieron contra un enemigo bien conocido y menos capacitado en una área relativamente pequeña y tuvieron la oportunidad de emplear la sorpresa y la iniciativa estratégica. Estas consideraciones simplificaron inmensamente la operación de supresión de los misiles SAM.
Por supuesto que es esencial lugar resumir los eventos ocurridos antes y durante la batalla, así como también los factores que contribuyeron a la victoria de Israel. Las circunstancias que determinaron los resultados de la Batalla del Valle de Bekaa fácilmente pueden descubrirse si nos remontamos al año 1967, cuando los israelíes lanzaron el devastador ataque aéreo por sorpresa contra los aeropuertos egipcios para iniciar la Guerra de Seis Días.Los estados árabes, especialmente Egipto, respondieron estableciendo un sistema de defensa con misiles de superficie al aire (SAM) para hacer frente a cualquier incursión de Israel en el futuro dentro de sus espacios aéreos.Durante la Guerra de Atrición de 1967 a 1970, la FAI admitió la pérdida de por lo menos de 22 aviones al confrontar las nuevas defensas de misiles de los árabes, aun cuando Egipto solamente declaró que había ocasionado 21 de estas pérdidas en julio de 1970.Aun así, no fue sino hasta que estalló la Guerra de Octubre de 1973, de tres semanas, que el combate con misiles SAM vino a reafirmarse en la región del Mediano Oriente. Los misiles egipcios SAM (SA-2, SA-3 y SA-6) junto con los cañones antiaéreos ZSU-23-4 de 23 milímetros destruyeron unos 40 aviones israelíes en las primeras 48 horas de la guerra, o sea el 14% de la fuerza de la línea del frente de la FAI. En comparación, sólo cinco aviones israelíes fueron destruidos en los combates de aire-aire durante todo el conflicto.Agregado al alto número de aviones perdidos debido a las defensas aéreas con base en tierra en Vietnam, los resultados de la Guerra de Octubre incitaron a algunos analistas a preguntarse si es que la aviación táctica ha llegado a sobrevivir más allá de su utilidad en los modernos campos de batalla.Al evocar la acción, parece obvio que los israelíes no estaban preparados para contrarrestar la "sombrilla de misiles" que Egipto había establecido antes y durante la guerra de 1973. Por el contrario, sus doctrinas reflejaron las experiencias de la Guerra de Seis Días, en la que los misiles SAM no constituían un factor decisivo. Pero después de sufrir graves pérdidas en la Guerra de Octubre, los israelíes realizaron un reajuste mediante una doctrina coherente de supresión de misiles SAM.En el caso de romperse de nuevo las hostilidades, la Heyl Ha'Avir (FAI) estaría ahora preparada para llevar a cabo la supresión de los misiles SAM y podría adaptarse como fuera necesario para hacer frente a nuevas contingencias.Durante la primavera de 1981, los israelíes estuvieron muy cerca de poner a prueba su nueva doctrina y capacidad. El 28 de abril de ese año, la Heyl Ha'Avir (FAI) derribó dos helicópteros de Siria mientras proporcionaban protección aérea a las milicias cristianas en Zahle, Líbano. Al siguiente día, Damasco reaccionó desplazando tres baterías de misiles SA-6 en el Valle de Bekaa en Líbano.
Los israelíes consideraron que estos nuevos emplazamientos de misiles SAM constituían una violación de un acuerdo tácito entre Siria e Israel respecto a la presencia de Siria en Líbano, y además una amenaza al reconocimiento aéreo de vital importancia. Aun cuando los israelíes amenazaron con eliminar por la fuerza las baterías de misiles, la crisis fue neutralizada por medios diplomáticos; sin embargo, los misiles y tropas de Siria permanecieron en Líbano.Durante el año siguiente, la FAI llevó a cabo un extenso reconocimiento aéreo del Valle de Bekaa y realizó en el desierto de Negev prácticas de entrenamiento contra emplazamientos simulados de misiles SAM idénticos a los que se encuentran en el Líbano.Mientras tanto, el Ministro de Defensa, Ariel Sharon y el Teniente General Rafael Eitan, Jefe de Estado Mayor de la Fuerzas de Defensa de Israel, formularon planes para una invasión destinada a proteger el norte de Israel contra las incursiones de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y contra los bombardeos originados en el sur de Líbano, que habían ocasionado 25 muertes y 250 heridos entre la población de Israel desde julio de 1981 hasta junio de 1982.El 3 de junio de 1982, los terroristas palestinos llevaron a cabo un atentado de asesinato contra el Embajador Israelí en Londres. Es así que después de tres años de cruentos bombardeos y contra bombardeos, las FDI lanzan la "Operación Paz para Galilea" que se había planeado hacía ya tiempo y que se había demorado con frecuencia y cuyo objetivo era destruir la infraestructura y las bases de la OLP en el sur de Líbano y eliminar la amenaza de su artillería para el norte de Israel.Aun cuando Israel proclamó sus deseos de evitar todo encuentro desagradable con las fuerzas sirias en Líbano, Damasco decidió reforzar su contingente en el Libano, desplazando al Valle del Bekaa 19 baterías de misiles SAM y aun cuando Siria intentó que esta acción constituyera solo un gesto disuasivo, Israel decidió que estas baterías debían ser destruidas, ya que para entonces ya se habían roto las hostilidades entre las fuerzas sirias y las fuerzas de Israel.Los informes de lo que sucedió a continuación varían en su estimación. Generalmente se acepta que durante el curso del primer ataque contra los emplazamientos en el Valle de Bekaa el 9 de junio de 1982, la Fuerza aerea de Israel destruyó 17 de las 19 baterías sirias de misiles SAM así como sus emplazamientos de radares, además de 29 cazabombarderos de la Fuerza Aérea Siria (FAS), sin sufrir pérdida alguna.
Al día siguiente, 10 de junio de 1982, la Heyl Ha'Avir destruyó las dos baterías restantes de misiles y el intento de presentar resistencia por parte de la Fuerza Aérea Siria acabó con la pérdida de otros 35 aviones más, y nuevamente sin haber derribado ni un solo avión israelí. Para finales de julio, Siria había perdido por lo menos 87 aviones, mientras que las pérdidas de Israel se redujeron a sólo unos pocos helicópteros, un avión Phantom RF-4E, y un Skyhawk A-4 derribado por un misil SA-7 de la OLP.Como es natural, las declaraciones hechas por los árabes diferían de los informes hechos por Israel y las agencias occidentales. La agencia de noticias Siria SANA afirmó que el 9 de junio habían sido derribado 19 aviones israelíes y 14 de Siria. Al día siguiente, los sirios sostenían que se habían destruido 6 aviones israelies y 7 aviones sirios, mientras que en ninguno de estos dos días se hizo mención de la destrucción sufrida por sus nidos de misiles SAM.Los soviéticos fueron aun más lejos al elogiar las virtudes combatidas de la Fuerza Aérea Siria: el diario militar soviético Red Star anunció triunfantemente que "67 aviones israens, que incluían cazas modernos F-15 y F-16 de construcción estadounidense, fueron derribados" en los combates aéreos. Obviamente sin presentar ninguna prueba, ni restos de los aviones israelíes derribados, ni imagenes de los derribos, y por supuesto, nada de mostrar pilotos muertos o derribados a pesar de que todos los combates se libraron sobre territorio libanés hostil en donde hubiera sido muy sencillo mostrar restos de los derribos si éstos realmente hubieran sucedido, pero la verdad es que la victoria israelí fue tan impresionante, tan espectacular y decisiva que los mismos sovieticos no llegaban a captar en su real dimensión.
Informes soviéticos adicionales incluyeron un relato incluído en el Red Star acerca de un encuentro con un aviador sirio que relató con vehemencia un encuentro en que el derribó un avión F-15 de Israel: "La victoria no fue fácil, pues el enemigo resultó ser bastante sutil."Tales aserciones tropezaron con gran escepticismo aun dentro de las filas soviéticas. Después de la debacle del Valle del Bekaa, por ejemplo, circuló una historia entre los militares soviéticos acerca de cómo la Fuerza Aérea Siria mantenía el control de salida de vuelos, pero ningún control de los regresos.Aun los mismos militares sirios admitían en privado su derrota. Después de este tiroteo de los "patos" en el Valle del Bekaa, el General Mustafa Tlas, el Ministro de Defensa, informó al Presidente Hafez Assad y a otros líderes del gobierno que "la Fuerza Aérea Siria había sido desventajaza, los misiles de tierra-aire, inútiles, y que sin contar con la protección aérea, el Ejército no podía continuar combatiendo."Aunque de cara a la opinión publica los soviéticos "celebraron" la gran victoria Siria, conocían bien el alcance del desastre sufrido por sus aliados, por lo que inmediatamente enviaron al primer comandante delegado de sus fuerzas de defensa aérea para evaluar los errores e implementar soluciones, las cuales consistieron en nuevos sistemas SAM que incluían misiles SA-8, SA-9 y SA-5 de largo alcance, cuya manipulación estaría a cargo de unos 1,000 a 1,500 "asesores" soviéticos.Estos resultados desproporcionados de la batalla se derivan de cierto número de factores. El más visible de éstos es que cualquier encuentro aéreo incluye la calidad y capacidades de los sistemas de armas empleadas, y especialmente los aviones mismos y los armamentos para los encuentros aire-aire. La Heyl Ha'Avir israelí poseía una decidida ventaja cualitativa en ambos factores. El principal caza sirio durante la Guerra era el MiG-21, relativamente anticuado, además del MiG-23 y el Su-20.Los israelíes, por otro lado, disponían en el aire de modelos de nueva generación McDonnell Douglas F-15 y General Dynamics F-16, así como el McDonnell Douglas F-4 que eran viejos pero todavía muy eficaces, y Kfirs de fabricación israelí.El F-15 y el F-16, diseñados específicamente para la superioridad en el aire poseían ambos una proporción de fuerza de propulsión a peso mayor que uno (esto es, la propulsión o empuje proporcionado por sus motores excedían su peso de despegue completamente cargado o equipado, lo que les permitía al avión acelerar aún bajo condiciones de maniobra o ascenso).
Además de tener mejor aceleración y mejores condiciones para maniobras a velocidades de combate, el F-15 y el F-16 poseían radares superiores y mejor visibilidad desde la cabina, lo que con frecuencia resultaron en una detección temprana del enemigo, una capacidad que resultó determinante debido a la alta seguridad que ofrecían los misiles fabricados en EE.UU, tipo Sparrow AIM-7F teleguiados por radar, y Sidewinder AIM-9L guiados por rayos infrarrojos, además de los cañones de 20 milímetros con sistema de puntería mediante computadora. El misil Sidewinder AIM-9L, al que se debieron la mayoría de los aviones derribados, fue especialmente efectivo debido a su "capacidad todo tiempo", o sea que podía ser lanzado hacia un avión enemigo desde cualquier ángulo e inclusive en posición de cabeza, eliminando así la necesidad de maniobrar detrás del enemigo para disparar. Los sirios no contaban con armamento comparable, y debían confiar en el misil "Atoll" AA-2 de la década de los años 60.
Los israelíes demostraron asimismo habilidades técnicas considerables en el mando, control y comunicaciones (C3). La batalla del Valle del Bekaa vino a ser el primer combate en el que se empleó el sistema AWACS aerotransportado (Sistema de Alerta y Control Aereo), específicamente el Hawkeye Grumman E-2C fabricado en EEUU. El sistema AWACS es una plataforma de radar en el aire instalado en los aviones que durante el vuelo se encargan de dirigir los cazas mediante vectores hacia los blancos y que manejan y dirigen todas las situaciones que se presentan durante una batalla aérea.
Dicho avión E-2C lleva a bordo un radar APS-125 montado en un "platillo" encima del fuselaje. y con el cual puede explorar 3 millones de millas cúbicas de espacio. Puede rastrear hasta 200 aviones simultáneamente y controlar hasta 130 encuentros por separado de aire-aire a una distancia de hasta 250 millas.
Además, este avión E-2C está equipado también con un sistema de detección pasiva ALR-59 que puede captar señales de radares a una distancia de 500 millas.Esta capacidad resultó determinante para que la Fuerza Aerea Israelí pudiera detectar los aviones sirios en el mismo momento en que despegaban de sus bases, permitiendo así determinar cuántos aviones enemigos estaban en vuelo y desde qué dirección se aproximaban.Los israelíes también utilizaron el caza F-15 en la retaguardia como un "mini-AWACS" para ayudar a dirigir los encuentros de aire-aire, logrando ellos mismos un porcentaje importante de los aviones sirios derribados.
Esta capacidad general del AWACS de Israel permitió a la FAI dirigir a sus cazas mediante el sistema de vectores hacia "el lado ciego" de los MiG sirios, que poseían sólo receptores de alerta de proa y popa para advertir al piloto de un ataque de misil. De este modo fue que los pilotos de la Fuerza Aérea Siria carecieron de la capacidad temprana de aviso frente a misiles de la Fuerza Aérea Israelí como el AIM-9L o el AIM-7F. teniendo este último la capacidad de poder ser disparado más allá del alcance visual.De modo que la aviación israelí pudo disparar sus armas a sus oponentes sirios con frecuencia -sin ser detectados desde su lanzamiento hasta su impacto- y negar así a los sirios toda oportunidad para evadir o devolver el fuego. Al mismo tiempo, la Fuerza Aérea Israelí se esforzó en obstaculizar el sistema C3 (comando, control y comunicaciones) de Siria mientras mejoraba su propio sistema C3, haciendo un uso especialmente efectivo de sus aviones Boeing 707 modificados. Estos aviones estaban equipados con aparatos de radio interferencia a distancia segura que tenían capacidad para la radio perturbación de varias frecuencias del enemigo, al mismo tiempo, con muy poca distorsión fuera de fase, reduciendo así la propia radio interferencia de frecuencias utilizadas por las Fuerzas de Defensa de Israel.La efectiva radio interferencia de los sistemas de radares y comunicaciones de Siria interrumpieron el contacto de los MiG de la FAS con el control de tierra, dejándolos así aislados y vulnerables a los ataques que llevaban a cabo los cazas F-15 y F-16 dirigidos por el sistema AWACS lo que provocó un verdadero caos dentro de las formaciones sirias.
Los israelíes tenían también el propósito de preservar la integridad de su propio sistema C3 contra las contramedidas electrónicas sirias (ECM). Los cazas israelíes estaban equipados con barquillas ECM, que incluían equipos de la serie Elta EL/L-8200 fabricados en el país, y que ofrecían protección contra las amenazas de radares con base en tierra o aerotransportados.
Para proteger sus comunicaciones digitales y vocales de las interferencias de Siria, las Fuerzas de defensa de Israel desplegaron un sistema de radio de muy alta frecuencia (VHF) que cambiaba las frecuencias de radio a lo largo de la banda de 30 a 88 megahertz (MHz). Antes que los sirios pudieran identificar y producir su interferencia en una frecuencia utilizada. la radio cambiaba entonces a una frecuencia diferente y continuaba haciendo lo mismo de acuerdo con una compleja fórmula matemática que daba la apariencia de cambios de interruptor al azar.Otra innovación tecnológica que contribuyó a la victoria de Israel fue el uso por primera vez en la historia belica devehículos piloteado por control remoto (UAV). La Fuerza Aerea Israelí utilizó estos aviones en los meses que precedieron a los combates para precisar la ubicación exacta de los radares sirios superficie-aire, lo que proporcionó una información vital a la hora de planificar las contramedidas a aplicarse.Cuando la batalla se inició en firme, estos UAV se utilizaron como "simuladores" para imitar electrónicamente las firmas de radar de los cazabombarderos isrelíes y así confundir a los sirios para que activaran sus radares de búsqueda y detección de blancos para los misiles SAM, delatando así sus posiciones en forma prematura y permitiendo que los misiles antiradar israelíes como el Standard, el HARM y el AGM-45 destruyeran las baterías sirias con casi impunidad.Una vez que se habían completado las operaciones de engaño que habían logrado destruír los radares de seguimiento del sistema de defensa aerea siria, se lanzaron oleadas de cazabombarderos Kfir armados con bombas o misiles guiados por láser hacia los emplazamientos de las baterías sirias de misiles SAM que ahora estaban ciegos e imposibilitados de responder al fuego de los aviones israelíes que lanzaban sus bombas sin exponerse mientras los equipos de designación láser montados sobre los mismos UAV los guiaban con precición a sus objetivos.
A pesar de sus ventajas tecnológicas, los israelíes asignaban una prioridad considerable al elemento humano, pues sostenían que el conocimiento de la alta tecnología es inútil sin la habilidad para emplearla con éxito. Según el General Eitan, "el entrenamiento es de mayor importancia y significación que los mismos medios de combate, los sistemas de armas y la tecnología" y precisamente fue esta teoría la que permitió a la Fuerza Aérea Israelí aprovecharse hasta el máximo de las capacidades de sus equipos durante la Batalla del Valle del Bekaa.Los pilotos y el personal de servicio terrestre estaban también entrenados a tal punto, que que el promedio de tiempo empleado en preparar los aviones para que regresaran al servicio (el tiempo empleado en reaprovisionar de combustible, cargar de nuevo y dar servicio de mantenimiento a los aviones antes de regresar a su próxima misión) fue reducido en algunos casos hasta menos de 10 minutos.Además, los pilotos de Israel habían estado expuestos por muchos años al entrenamiento más realístico, es decir, al combate. Además de realizar ataques simulados contra señuelos de nidos de misiles SAM en el desierto de Neguev, la Fuerza Aérea Israelí había combatido en tres guerras importantes contra sus oponentes árabes desde 1967 y tenían considerable experiencia de combate asimilada en incidentes de combate efectuados en período de entreguerras. La Fuerza Aérea Israelí también había estado volando virtualmente sin oposición por todo el territorio del Líbano y del Valle de Bekaa por muchos años, lo que les proporcionó un conocimiento y familiaridad con las áreas de blancos y con el desplazamiento de fuerzas enemigas hasta un punto sin precedente en las guerras modernas.Las ventajas cualitativas en cuanto a equipo y personal, aun cuando sean impresionantes, son solo relativas; por lo tanto, las deficiencias sirias -las cuales eran numerosas- eran de igual importancia para determinar los resultados de la batalla del Valle del Bekaa. En el combate aéreo, por ejemplo, los pilotos sirios mostraron una marcada inferioridad en comparación con los israelíes en lo que se refiere a táctica y entrenamiento. El hecho de que los sirios se atenían en gran parte al control terrestre no solo limitaba la iniciativa e independencia de los pilotos sino que también animaba a los israelíes a continuar interferiendo sus líneas de comunicación.Estas restricciones a las que se sometieron los pilotos sirios degradaron aún más sus capacidades tecnológicas que ya eran inferiores. Un oficial superior anónimo de la FAI concluyó que "ellos podrían volar los mejores cazas del mundo, pero si ellos los hubieran conducido y piloteado en la misma forma en que estaban volando, nosotros podíamos haberlos derribado exactamente en la misma forma que lo hicimos. Los defectos no eran del equipo sovietico, que era de hecho excelente, sino de sus tácticas."El General Eitan se hizo eco de esta actitud, y se quejaba de que aun cuando la Fuerza Aérea Israelí se había enfrentado con los MiG-25 durante la Guerra de Líbano, era difícil evaluar las verdaderas capacidades de este avión debido a que "los sirios no sabían como volarlos ni operarlos de forma de explotar sus ventajas. Si nosotros hubiéramos ocupado los asientos de las cabinas del MiG-25, nadie hubiera podido tocamos."Los operadores sirios de los misiles SAM atrajeron también el desastre sobre sí mismos. Sus equipos soviéticos generalmente se consideraba como de la mejor calidad: pero el manejo que los sirios hacían de ellos resultaba desastroso. Según hizo notar el Teniente General Leonard Perroots, Director de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU., "los sirios utilizaban misiles móviles dentro de la configuración para misiles fijos: ellos colocaron los radares en el valle en vez de en las lomas o montes debido a que ellos no querían cavar hoyos para los retretes o letrinas (esto es en serio)."La práctica de los sirios de estacionar misiles móviles en un mismo lugar por varios meses permitió a los medios de reconocimientos de Israel determinar el sitio exacto de los misiles y sus radares, lo que proporcionó a la FAI una decidida ventaja táctica antes de la batalla.Aun así, los sirios podían haber evitado la completa destrucción de su complejo de misiles SAM si ellos hubieran camuflageado eficazmente su ubicación: En vez de esto, utilizaron humo para "esconderlos" lo que en realidad hizo que fuera mas fácil localizarlos desde el aire.Resulta irónico que los sirios, que han sido criticados por su estricta adherencia a la doctrina soviética, decidieron ignorar una doctrina que pone énfasis en la utilidad de la maniobra y del camuflaje. De acuerdo con un articulo publicado en 1981 en el Soviet Military Review, las posiciones alternas de disparo, las emboscadas de defensiva, la reubicación regular de misiles móviles SAM para confundir el servicio de inteligencia del enemigo, y el emplazamiento de señuelos de los SAM, en conjunto constituyen consideraciones fundamentales para el desplazamiento efectivo y sobrevivencia de las defensas aéreas con bases terrestres.Tres lecciones de especial importancia para los Estados Unidos se desprenden de la batalla del Valle de Bekaa. La primera lección se refiere a la importancia primordial de ganar la guerra en la cuarta dimensión (esto es, la guerra electrónica y el C3, Comando, Control y Comunicaciones). Generalmente se acepta hoy en día que para triunfar en las batallas de mar y tierra, la fuerza combativa debe controlar primero el espacio aéreo. Este concepto -revolucionario en su origen- se demostró numerosas veces durante la Segunda Guerra Mundial y en los conflictos subsiguientes. En la actualidad, para ganar una batalla aérea, se debe conquistar primero el espectro electromagnético. Lo que era antes "una diversión secundaria a las batallas reales que se desarrollaban con furor en tierra, en el mar o en el aire", constituyen ahora un prerequisito vital en las confrontaciones bélicas modernas.La batalla del Valle de Bekaa ha demostrado que una capacidad efectiva para la guerra electrónica ya no constituye un lujo sino una necesidad. Ciertamente, los sirios fueron superados en el campo de las ideas y en el aire sobre el Valle del Bekaa, pero debe señalarse también que ellos fueron sobrepasados asimismo en el campo electrónico. Para fuerzas más emparejadas, esta ventaja (o la falta de ellas) constituye una diferencia considerable y decisiva.La batalla aérea del Valle de Bekaa demostró también la necesidad de una doctrina y organización efectivas. Los israelíes habían sufrido en este aspecto entre 1967 y 1973, pero para 1982 ya se habían reorganizado para constituir una efectiva fuerza de combate que pudo llegar a dominar la batalla del Valle del Bekaa. La cooperación entre los servicios ha venido a ser la norma para las fuerzas de defensa de Israel; es más, la Fuerza Aérea Israelí y la Marina de Israel están incorporadas al estado mayor de las fuerzas terrestres a nivel nacional.Esta estructura de mando integral permite una estricta división de responsabilidades y ofrece a la Fuerza Aérea Israelí una misión fácilmente definida: control del aire tanto para apoyar las fuerzas terrestres como para proteger a Israel contra los ataques aéreos. De modo que la Fuerza Aérea Israelí ejerce el control de todos los medios aereos y desde 1971 ha tenido el control de todas las fuerzas de defensas aéreas también, e inclusive la artillería de defensa aérea.En resumen, la FAI tiene el control de todos los elementos empleados para obtener y mantener este control del aire y para proyectar su poder desde el aire. Tal vez este control total se deba a las funciones limitadas y específicamente definidas de los servicios militares separados de Israel, pero de todos modos los Estados Unidos podrían aprender algunas lecciones valiosas del ejemplo de Israel. Warren A. Trest ha observado que en las fuerzas armadas, el poder militar aéreo se ha dividido, tal vez irreversiblemente, en cuatro partes o secciones. Esta fragmentación ha originado la duplicación de todas las áreas de funciones y misiones, aun hasta llegar a extremos conceptuales llegando a extender las operaciones de alas rotatorias al campo de la interdicción. Cada servicio ha formulado su propia doctrina aérea, con frecuencia sin poner atención a la situación aérea en conjunto.Los israelíes se habían entrenado asimismo un año entero para una misión específica, combatieron contra un enemigo bien conocido y menos capacitado en una área relativamente pequeña y tuvieron la oportunidad de emplear la sorpresa y la iniciativa estratégica. Estas consideraciones simplificaron inmensamente la operación de supresión de los misiles SAM.